La ciudad de Marsella y FER A CHEVAL
No hace tanto, en esta época del año ya tendría preparadas mis vacaciones, sí, ya sé que estamos en enero, pero al menos ya sabría dónde quiero pasar mis vacaciones de verano y estaría buscando la mejor manera de ir, el hotel o apartamento e intentaría tenerlo todo reservado. Sí, reservado, lo hacía porque se podía hacer ¿Qué era lo peor que podía pasar? Que por temas de trabajo tuviera que modificar las fechas, raro pero posible, aunque había sido capaz de lidiar con ese tema mucho tiempo. Una enfermedad, eso siempre puede ocurrir, pero siempre he sido optimista y no tengo miedo a imprevistos, soy capaz de manejarme, algo se nos ocurriría.
Sin embargo, este es ya el segundo año que ni pensamos en la posibilidad de una planificación de vacaciones, esperaremos hasta el último momento, igual que hicimos el año pasado, para decidir dónde nos vamos de vacaciones. Este año no será sólo dónde sino tendremos que tomar la decisión de si nos vamos o no, esta decisión dependerá de Mi tiendecita seguramente, por lo que no será un problema.
Antes de que toda nuestra vida cambiase, y cuando digo nuestra vida me refiero a la de todos y no sólo a la de mi familia, hacíamos viajes, y uno de mis últimos viajes fue a Marsella en las navidades de 2019.
Decidimos ir a Marsella por esa pasión que tenemos con los jabones, Marsella es conocida por sus jabones y queríamos ver sus fábricas artesanales, saber más de cómo se hacían. Aprovechando el viaje también conocer la ciudad, una ciudad que para mí era bastante desconocida a excepción de su fama por el jabón.
En ella descubrimos su puerto, sus museos, su arquitectura y sus calles...
Y junto con este descubrimiento también encontramos lo que buscábamos un jabón de Marsella tradicional, la marca Fer a Cheval, que respetan y perpetúan el buen hacer artesanal transmitido de generación en generación de maestros jaboneros.
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